3.5. El Islám: ¿Etnocéntrico?

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3.5. El Islám: ¿Etnocéntrico?

A veces el fanatismo es equiparado con otros males como el nacionalismo, racismo, etc. En este sentido, y en vista de que el Islám nació en la Península Arábiga, algunos han supuesto erróneamente que:
(a) el Islám no es más que un producto de la cultura árabe que existía antes de Muhammad;
(b) la Conquista Islámica ha sido en realidad un proyecto expansionista por parte y en beneficio del pueblo árabe;
(c) la “cultura” musulmana es una extensión de la cultura árabe; y
(d) por lo tanto, el Islám no es sino una expresión más de la antigua pugna por la supremacía étnica.
Contestaremos a continuación estos conceptos equivocados.

3.5.1. El Islám como producto de la cultura árabe:

Reza el adagio que no se puede comprender el encanto de la rosa escarbando en el excremento donde está sembrada. Muhammad nació y creció entre una cultura retrógrada y anquilosada, en una ciudad de la península arábiga. Sin embargo, no fue producto de ese entorno, sino que dedicó su vida entera a sacudirlo. Logró una gran cambio cultural entre los diversas pueblos de Arabia, nacido de una profunda transformación en las mentes y los corazones de la gente.
“Los materialistas dicen que el hombre es producto de su tiempo. Así pues, los materialistas no pueden explicar al Profeta de Dios. De pronto en Arabia, aparece un árabe, que no es como los árabes. Él llama a los pueblos a ir en contra de sus costumbres.” (1)
Así es como el Islám fue desde sus inicios el resultado de la creación de una cultura totalmente nueva, producto de esa transformación. Este ha sido siempre el verdadero rol del fenómeno religioso en su forma pura, pristina y pujante, dondequiera que haya surgido, como la fuerza más poderosa para el cambio social. Y la fuente de este fenómeno, a lo largo de los milenios, siempre ha sido la aparición de un ser luminoso como Muhammad que, aunque nace de este mundo, no es de este mundo.
“Un biólogo ha dicho que estamos inmersos en los hábitos de nuestra era como las glándulas en sus fluídos. Somos criaturas, en gran medida, de nuestro ambiente; pero hay un Ser que no es el producto de su entorno. Este es el personaje santo que aparece entre nosotros como la Manifestación de Dios. Él es ajeno y está libre de costumbres, tradiciones y ambiente. Solamente siguiéndole somos liberados también de las costumbres de nuestros antepasados y podemos comenzar un nuevo camino. Él es la realidad, la verdad, y la verdad nos hace libres."(2)
3.5.2. La Conquista Islámica como proyecto expansionista árabe:

La Conquista Islámica y el levantamiento de su gran civilización no fue hazaña únicamente de los árabes, sino el esfuerzo mancomunado de muchas razas, nacionalidades, culturas y religiones, inspiradas por el “proyecto histórico” de la nueva cultura islámica.
“El Islam... unió a todos los pueblos bajo su influencia como una única nación en sentido cultural, espiritual y jurídico. La tolerancia fue uno de los principios básicos del orden social creado por Mahoma... Los musulmanes se extendían ya entonces por extensos dominios que abarcaban las culturas de los griegos, sánscritos, romanos, latinos, persas, etíopes, sirios, mongoles, armenios, bereberes, tibetianos, portugueses, mandeanos, beduinos, harreanos, hebreos, coptos, egipcios, babilonios, indonesios, urdúes, malayos, hindúes, chinos y una multitud de culturas menores. De ellas tomaron todo lo mejor y lo esparcieron por el mundo".(3)
3.5.3. La “cultura” musulmana como extensión de la cultura árabe:

Una cuarta parte (1/4) de los habitantes de la tierra son musulmanes, con una población global de unos 1.4 mil millones. De estos, apenas la quinta parte (20%) son de orígen árabe. Es verdad que entre los países mayoritariamente musulmanes, existen algunos considerados étnicamente árabes (como Líbano, Kuwait, Jordania y Marruecos), pero la mayoría no lo son (incluyendo Pakistán, Irán, Turquía, Indonesia).

3.5.4. El Islám como expresión de la antigua pugna por supremacía étnica:

En el Corán no existe ningún concepto de casta, de razas superiores ni inferiores, de clases sociales, ni de un pueblo escogido. Más bien, en muchos versículos del Corán se habla en contra de tales ideas. Muhammad enseñó a sus seguidores a ser justos, aún con aquellos pueblos y tribus que antes consideraban sus enemigos:
“¡O creyentes!... ¡Que el odio a un pueblo no os incite a obrar injustamente! ¡Sed justos! Esto es lo más próximo al temor de Dios ¡Y temed a Dios! Dios está bien informado de lo que hacéis” (5:8). “No insultéis a quienes, prescindiendo de Dios, ruegan. Injuriarían a Dios sin saber. Así, hemos adornado sus obras a cada pueblo” (6:108).
Los musulmanes se mostraron extremadamente cuidadosos y respetuosos de las culturas y los símbolos ajenos. En Constantinopla (ahora Estambul), por ejemplo, al rescatar la antigua catedral de Santa Sofía y convertirla en mezquita, conservaron los frescos con iconos cristianos, incluyendo a José, María y Jesús.

La famosa poetisa de la India, Sarojini Naidu, dice:
"Fue la primera religión que predicó y practicó la democracia, por que en la mezquita, cuando el llamado a la oración se levanta y los orantes se reúnen, la democracia del Islám está incorporada cinco veces al día, cuando el campesino y el rey se arrodillan juntos y se proclaman 'Dios es el Más Grande'. A mí me ha impresionado esta unidad indivisible del Islám. Eso hace al hombre institivamente un hermano."
El profesor Hurgronje dice:
"La liga de naciones fundada por el Profeta del Islám puso el principio de la unidad internacional y hermandad humana en tal fundación universal como para mostrar la luz a otras naciones. El hecho es que ninguna nación del mundo mostró paralelo a lo que el Islám ha hecho hacia la realización del ideal de la Liga de Naciones".
Notas:

(1) "Seis Lecciones sobre el Islám", Marzieh Gail, p. 7.
(2) Ibid., p. 7.
(3) Boris Handal, p. 13.

1 comentario:

SUSALI dijo...

Muchas Gracias un buen documento de investigación