6.5. Otras Supuestas Divergencias

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6.5. Otras Supuestas Divergencias

Otras supuestas divergencias teológicas entre el Islám y el Cristianismo incluyen la crucifixión de Jesús y el hecho de que Muhammad cambió algunas de las leyes de Moisés y de Jesús. Veremos brevemente estos dos puntos a continuación.


6.5.1. La Crucifixión de Jesús:

El mundo cristiano ha objetado el que Muhammad parecería negar la crucifixión de Jesús en el siguiente versículo del Corán:
"Y por su incredulidad y haber dicho contra María una calumnia y por haber dicho: 'Nosotros matamos al Ungido, hijo de María, Mensajero de Dios.' Pero los que discrepan sobre Él tienen dudas y no tienen ningún conocimiento de lo que pasó; sólo siguen conjeturas. Pues con toda certeza que no lo mataron, sino que Dios lo elevó hacia Él y Dios es Todopoderoso y Sabio" (4:156-9).
En verdad, no es la crucifixión la que se niega aquí, sino la idea de que el Ungido (Cristo) haya muerto. Para captar el sentido de este versículo es necesario diferenciar entre la muerte física y la espiritual, como dijera Jesús "Dejad que los muertos entierren a sus propios muertos", "Pues aunque viven, en realidad están muertos" y "Lo que es de la carne, carne es; y lo que es del espíritu, espíritu es".

La realidad del Mesías no era su cuerpo físico, sino el Espíritu nacido de Dios, el cual no murió sino que ascendió a Dios.


6.5.2. Modificación de Leyes:

Una dificultad aparentemente insuperable es el hecho de que Muhammad dio a sus seguidores leyes que en muchos casos son muy distintas a las dadas por Moisés en el Pentateuco o por Jesús en los Evangelios. ¿Cómo puede Muhammad ser un Enviado de Dios, si ha abrogado algunas de las enseñanzas de Moisés y Jesús, ha alterado otras y ha agregado algunas totalmente nuevas? ¿Acaso un Dios justo le diría una cosa a un pueblo y otra cosa distinta a otro pueblo? ¿O sería propio de un Dios omnisapiente cambiar de parecer cada qué tiempo?

Para dar sentido a esta aparente contradicción, es necesario partir del hecho de que las enseñanzas de toda religión son de dos clases. La primera clase son los principios eternos, valores universales, cualidades espirituales que poseen en común todas las religiones, como el amor, la veracidad, la unidad, la castidad, la justicia, el perdón, etc., que constituyen la base fundamental de toda religión.

Al estudiar los Libros Sagrados de las diferentes religiones reveladas coexistentes actualmente del mundo, como son el Hinduismo, el Judaísmo, el Mazdeísmo o Zoroastrianismo, el Budismo, el Cristianismo, el Islám y la Fe Bahá'í, se encuentra que todas contienen estas mismas enseñanzas. Lo único que cambia es la manera como son explicadas y ejemplificadas en sus respectivas escrituras. Es por esto que Muhammad denomina "al-Furqan" (el Criterio, es decir, aquello que distingue entre verdad y falsedad, entre bueno y malo) por igual al Antiguo Testamento (21:49) y al Corán (25:1).

La segunda clase de enseñanzas son las leyes que tratan de aspectos específicos de la vida humana como alimento y vestimenta, matrimonio y divorcio, trabajo y herencia, oración y ayuno, etc. Estas ordenanzas constituyen el aspecto secundario y cambiante de cada religión, pues se ven perfectamente adaptadas a las necesidades, capacidades y exigencias de la época y región en la que fueron reveladas. Así en el Corán leemos:
"A cada uno de vosotros (Moisés, Jesús y Muhammad) os hemos dado una ley, un sendero abierto. Y si Dios hubiese querido, sin duda os habría hecho a todos un solo pueblo". (5:52)

“A cada pueblo lo hemos asignado observancias que cumplir. Por lo tanto, que no disputen este asunto contigo, sino que llámales hacia tu Señor”. (22:66)
Dentro de esta perspectiva, cada Profeta tiene potestad durante su dispensación para reafirmar aquellas enseñanzas divinas que Dios desea confirmar, rechazar aquellas anteriores que Dios desea abrogar, y añadir aquellas nuevas que Dios desea instituir.

Se encuentran ejemplos de la aplicación de este principio en la Biblia. Los Judíos fueron instruidos observar el Sabat como convenio eterno: “Por cuanto los hijos de Israel guardarán el Sabat y lo observarán a lo largo de sus generaciones, como una Alianza perpetua. Es un signo entre Mi y los Hijos de Israel para siempre” (Éxodo 31:16-17), pero Jesús modificó la ley Sabat. El Antiguo Testamento permite el divorcio, pero Cristo lo prohibe al decir "Lo que Dios une, el hombre no debe separar".

¿Hizo mal Jesús al realizar estos cambios?" No, pues toda ley, incluso la divina, debe evolucionar para adecuarse a los requerimientos del tiempo. Por eso Jesús, al ser cuestionado al respecto, explicó: “No crean que yo he venido para abolir la ley de los Profetas. No he venido para abolirla, sino para completarla” (Mateo 5:17-19)

Muhammad también ratifica la creencia en los Profetas anteriores a Él, pero los complementa con nuevas enseñanzas apropiadas para su tiempo.




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